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29 jul 2008

En las "redes" de la pasión

Tras mi primera experiencia en los chats y aunque no fue tal y como esperaba, decidí probar suerte de nuevo. Pero esta vez no fui al mismo Chat, anduve buscando por la red, hasta que encontré uno que resultaba muy llamativo.

Me colé en la sala principal y estaba tan animada como la anterior, el tema principal eran las relaciones a distancia a través de Internet. Todos opinaban de forma muy respetuosa y ordenada, resulta difícil encontrar chats así.

La mayoría de las chicas opinaban que es difícil mantener una relación así, pero que puede resultar muy satisfactorio si se posee la suficiente paciencia y existe un gran amor entre ambos. Sin embargo, los hombres opinaban más que, una relación así solo lleva a la posibilidad de que las infidelidades sean más asiduas.

Pero me llamo la atención el comentario de un chico, el cual exponía que este tipo de relaciones, pueden llegar muy lejos, siempre que la sinceridad y la confianza sean completas, a lo que respondí que estaba totalmente de acuerdo con él.

Acto seguido me apareció un privado suyo, donde directamente me preguntaba quien era yo y que nunca me había visto por aquel chat, le explique que era principiante en esto de los chats y que me había llamado mucho la atención el tema principal que se estaba tratando.

Me comentó que para el ya se hacía monótono y algo aburrido, demasiado tiempo en chats similares y que ya comenzaba a perder el interés. Continuamos charlando de todo un poco, hasta que me pregunto que tal habían sido mis otras experiencias en otros chats.

Aunque me daba vergüenza le conté lo que me ocurrió con aquel chico, detalle a detalle le relaté como acabamos haciendo cibersexo, y para mi asombro, el no se sorprendió. Me dijo que aquello era más habitual de lo que yo me podía imaginar.

Me contó que el también lo había hecho en alguna que otra ocasión y que normalmente no volvía a saber nada de esas personas, aquello me alivio en cierta manera, ya que empezaba a darle muchas vueltas a la extraña desaparición de aquel chico.

La conversación tomó entonces un tono más picantón y divertido, ambos comenzamos a contarnos, que es lo que más nos gustaba en la cama, pero noté algo extraño en sus palabras, eran algo ambiguas.

Conforme avanzaba la conversación, tenia la sensación de que había algo que no me cuadraba, la curiosidad por aquella persona empezó a ser tan fuerte, que pocos minutos después le pedí la Web cam. El no se negó y nos mandamos los messenger, entonces conectó su cam y pude descubrir que era aquello que no me cuadraba, no era un hombre, si no una chica.

No salía de mi asombro, pero tampoco podía reclamarle nada, pues en ningún momento le pregunte su sexo ni su nombre y di por sentado que era un chico. Le conté mis ideas y empezó a reírse.

Era muy guapa, tenía unos labios gruesos y muy sensuales, rubia de pelo corto y ojos claros, azules o grises, no alcanzaba a distinguirlo bien. Me enamoro su carita angelical, con esa tez tan clara y sus pómulos rosaditos por la vergüenza, supuse.

Ella me pidió mi Web cam y yo encantada la conecté. Cuando me vio, dijo que era realmente bonita, le gustaba mi pelo largo y sedoso y mis ojos pardos, casi achinados. No pude evitar sonrojarme y eso le gustó más aún.

Pronto comenzamos con las insinuaciones, me decía que no llevaba sostén y yo me moría por ver si eso era cierto o no, debió notarlo en mis gestos cuando me pregunto si no me lo creía. Con una sonrisa le respondí que me gustaría ver si eso era cierto o no.

Acto seguido se quitó la camiseta de tirantes de color azul que llevaba puesta y dejo sus senos al aire, completamente desnudos. Eran muy redondos y tersos, me gustaban sus formas, deseaba poder acariciarlos.

Ella los tomo entre sus manos con delicadeza y los acaricio suavemente, yo no podía apartar la mirada de la pantalla, se hizo el silencio y como si de telepatía se tratase ambas sabíamos lo que hacer.

Yo me quite mi camiseta y acaricie la tela de mi sostén, cerca de mis pezones, con la punta de los dedos, muy despacio, dibujando cada puntillaza del encaje que los cubría.

Ella continuaba con sus caricias, apretando con cuidado sus pezones y masajeándolos hasta que estos estuvieron erectos. Yo me desabroche el mío y muy despacio fui desnudando mis senos, poco a poco, disfrutando de cada caricia que mis dedos les dedicaban.

Mi piel se erizaba cada vez que la miraba acariciarse, mi lengua ansiaba poder deslizarse por su piel, sentir su sabor y escucharla gemir de placer.

Ella fue más lejos, inclino su cámara hacia su entrepierna y pude ver que apenas llevaba un diminuto tanga de color blanco. Sus dedos comenzaron a rondar su ingle, sus uñas largas y bien cuidadas arañaban con cuidado la tela de aquel tanga.

Mis ojos seguían sin cesar el movimiento de sus dedos, pronto estos se metieron por debajo de la tela y la apartaron, pude ver con claridad su clítoris y no pude evitar imaginándome lamiéndolo y besándolo.

Estaba muy excitada y por lo que podía ver, ella también. Se llevó uno de sus dedos a la boca y así, humedecido, se dispuso a introducirlo en su vagina, mientras que con la otra mano, continuaba acariciando su clítoris.

La visión de aquel dedo, dentro de ella, hizo que mi entrepierna se humedeciera de excitación. Lo introducía con suma delicadeza y su cuerpo se estremecía cada vez que lo hacia.

Su sexo húmedo tenia un aspecto jugoso y apetecible, acariciaba sus labios menores y volvía a introducirlo dentro, realmente ella estaba disfrutando y yo también.

De repente la pantalla se volvió negra y toda la luz de la casa se apagó, había sido un apagón en todo el edificio. Me puse nerviosa, no quería que pensara que me había largado sin más.

Durante media hora estuve allí sentada esperando, hasta que por fin la luz volvió. Inmediatamente conecte el msn esperando verla, pero por desgracia ella ya no estaba.

Por suerte tenia su dirección de correo electrónico y le envié uno explicando lo sucedido. Espero que algún día lo lea y pueda verla de nuevo. No dejo de pensar en sus preciosos senos y en lo excitada que estaba al verlos.



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26 jul 2008

Sensualidad en la red

Cuando llegó a casa y no ando muy cansada, me gusta ponerme en él ordenador y chatear con mis amistades. Pero aquel día, una compañera de la oficina, me había comentado algo sobre un chat con web cam, muy animado y divertido, y decidí probar a ver.

Me metí en él chat y observe la conversación de la pantalla general, realmente era muy divertida, y mucha gente intervenía. Yo me mantenía al margen tratando de adivinar que clase de persona era cada uno de ellos, hasta que de repente se abrió una ventana, era un mensaje privado de alguien de la sala.

En él me saludaba alegremente y me preguntaba si era la primera vez que pasaba por allí. Le dije que sí y continuamos una agradable charla. Me explicó que era muy asiduo a este tipo de chats y que conocía a mucha gente nueva.

También hablamos sobre nuestros trabajos y sobre nuestra afición, hasta que llegado un punto de la conversación me ofreció ponerme su cam. Soy una persona muy curiosa y como ya os imaginaréis acepte la oferta.

Él era un chico muy atractivo, fornido, de espalda ancha, tenia él pelo largo y negro como él azabache, sus ojos grandes y oscuros, le daban un aspecto algo malvado, pero la suavidad de sus rasgos faciales, le otorgaban un encanto extraño.

Ya sabéis que a mi me gusta poner mi cam, por lo que no tardé mucho en ofrecérselo y él aceptó encantado. Me llenó de piropos y yo no pude evitar sonrojarme, eso le hizo mucha gracia.

Resultaba un poco incomodo estar mirando la pantalla y tener que escribir, así que nos pusimos los micrófonos, su voz a pesar de estar un poco distorsionada, era profunda y tranquilizadora.
Yo al principio me mostraba algo cohibida a la hora de hablar, no estaba acostumbrada.

Pero pronto me tranquilicé y pude sonreír con sus bromas y comentarios. No sé cómo llegamos a un punto muy excitante en la conversación. Él me contó sus más íntimas fantasías sexuales, y yo hice lo mismo. Cada vez que nos adentrábamos más y más en nuestros secretos íntimos, y empezó a ocurrir algo que nunca hubiera imaginado.

Me sentía excitada y la situación me producía un morbo increíble, comencé a describirle una de mis experiencias en él salón y cuando estaba en lo más interesante me pidió que parase. Yo no entendía porque y le pregunte que ocurría, entonces enfoco su cámara hacia su entrepierna, y pude ver como su entrepierna se abultaba, su sexo erecto presionaba él pantalón con fuerza.

Aquella visión me excitó aún más y sin pensarlo mucho, le pedí que me mostrara aquello que escondían sus pantalones, me sorprendió que él no se negara a hacerlo. Se desabrochó con cuidado los pantalones y tímidamente dejo asomar su sexo, entonces me habló y me dijo que él también quería ver algo de mí.

Enfoque la cam. Hacia mis senos y muy despacio fui desabotonando mi camisa, acariciando mi piel con la punta de los dedos, aun sentía él calor en mis mejillas, pero todo era tan excitante que no podía parar. Una vez que mi camisa quedó abierta y mis senos eran captados por la cam., pude ver como él comenzaba a acariciar su pene.

Me pidió que me quite él sostén, pero en vez de eso, comencé a acariciarme los senos con las dos manos. Los apretaba y masajeaba con suavidad sin dejar de mirar su cam., él aumentó él ritmo de sus caricias y yo metí una de mis manos por debajo de la tela, hasta llegar a mi pezón, el cual acaricie y apreté con la yema de mis dedos.

A través de los auriculares podía escuchar su respiración entrecortada, y la visión de su pene erecto seguía excitándome cada vez más.
Él me pedía una y otra vez que le mostrara mis pechos, y al final decidí hacerlo. Tímidamente los fui despojando del sostén. A través de mi cam. Parecían incluso más grandes, mis pezones rosados resaltaban por la luz del flexo del escritorio.

Comencé a acariciarlos con suavidad, apretando, ahora al descubierto, mis pezones ya erizados por la excitación. Sus gemidos se hacían cada vez más sonoros y continuos.

Yo no pude evitarlo y una de mis manos se deslizó hacia mi entrepierna. Cuando él se dio cuenta, me insistió para que le mostrara como me acariciaba él pubis, pero yo me negué, tenía suficiente con mis pechos.

Lamí uno de mis dedos y con este, mojé mis pezones, húmedos era más fácil acariciarlos. Él ya no podía más, apenas entendía lo que me decía entre gemido y gemido.

Entonces sus piernas comenzaron a temblar y se detuvo en seco, alzó su cam. Y no me dejó ver como eyaculaba, yo continué acariciándome él clítoris con una mano y mis pechos con la otra, estaba tan excitada que aunque él, me hablaba diciéndome cuanto había disfrutado, yo seguía inmersa en mis caricias.

Fue cuando se puso a decirme que le encantaría estar aquí para lamer mi sexo, para introducir sus dedos dentro de mi húmeda vagina, yo me imaginaba todo aquello y estallé de placer, mis dedos se impregnaron de mi esencia y mi cara reflejaba por la cam., la satisfacción que aquella experiencia me había proporcionado.

Entonces recordé, que durante él orgasmo él me había estado viendo la cara y me sonrojé por completo, se puso a reír y me pidió que no sintiera vergüenza, pues según él, no hay nada más bonito que una mujer satisfecha. Aquello me hizo reír mucho.

Me levante para asearme y cuando volví él ya no estaba. Aún no sé que le ocurrió, quizás para él solo fue eso, un poco de cibersexo, pero para mí fue algo más, descubrí que a pesar de la distancia y de no poder tocar ala otra persona, se puede conseguir una complicidad y un placer similar a un encuentro intimo de verdad.



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